RENACIMIENTO. EL ARTE QUE BULLE Y CANTA
El Hombre medieval lo sabe todo; eso cree él: Todo lo que le circunda es pura palabra de Dios, soplo leve, golpeado por el dardo diáfano y estremecido de la fe. Dios es el misterio primero-amoroso-; después, fieles vasallos, las cosas y las criaturas en gozosa unión, Dios y el mundo en armonía. Lo gótico marcha directamente a Dios. Con él va el hombre…
Poco a poco la vida agrada, La cultura clásica acucia, el nombre propio suple al anonimato, la Universidad abre horizontes, la imprenta es bandera y revolución.
Hay en germen algo que late y bulle entre los escombros y las ruinas…
Se llamó bien “Il dolce stil nuovo”. Nuevas formas y nuevas direcciones. La civilización, desaparecida entre el Imperio Romano, está llamándolo a la puerta. ¿Le abrirá el hombre de los siglos XIII, XIV y XV?
Escuchad… Se oyen los pasos seguros de Dante, Petrarca y Bocaccio.
Bajo los pliegues de su manto se hospedan nostalgias y añoranzas, amores y esperanzas, vidas rotas y exaltadas. Pero hay más: el hombre de este mundo sustituye el Paraíso por una vaga edad de oro sobre la tierra. De aquí viene la moda renacentista por lo pastoril, por vivir conforme a la naturaleza.
Sannazaro: panoramas insólitos, paisajes de idilio, pastores que cantan y que aman… Maquiavelo o la rebelión… Castiglione o la felicidad en este mundo. Lo religioso poco a poco va perdiendo vigor, no se vive. Brunelleschi, con su arquitectura a lo clásico. En la escultura, Chiberti y sus relieves; Donatello, con sus niños desnudos y las estatuas ecuestres; Verrocchio, escultor y orfebre, son símbolo y realidad.
Giotto, pintor renovador y adelantado, mezcla ingenua de lo religioso y el realismo. Naturaleza, Fray Angélico, pintor tierno y delicado; candor, gracia y fervor en sus Anunciaciones. Maneja el color y el dibujo.
Las escuelas de Florencia, Padua y Umbría dominan la situación. Masaccio, en quien adquiere la perspectiva y el paisaje, Filipo Lippi, Botticelli… En Padua y en Umbría, Perugino, Pinturicchio son ya realidad, pero también augurio y esperanza.
De la mano, y por el mismo sendero del Quattrocento, hemos llegado aquí, los siglos XV y XVI.
Con Leonardo da Vinci pasamos el umbral. Será un genio: pintor, escultor arquitecto, matemático, químico, ingeniero… En la Virgen de las Rocas hay luces, sombras, fragancias, caricias. En el retrato de la Mona Lisa- La Gioconda- hay dominio, anatomía, luz atenuada, vida interior…
Otro gran artista nos sale al encuentro. En Florencia nace. ¡Cuántos secretos no tendrá esta ciudad de los ensueños e ilusiones de sus artistas! Miguel Ángel: escultor, ante todo; pintor, arquitecto y poeta. Todo es grandioso y solemne, desproporcionado: cúpula de San Pedro, La Pietá sobrecogedora, el Moisés bíblico y patriarcal, el David, donde la anatomía se une a la expresión enérgica y dulce. Bóveda de la Capilla Sixtina: el antiguo testamento, todo en expectación, está allí: Creación, Diluvio, Profetas y Sibilas. Un mundo de gigantes con fuerza y dinamismo, energía y violencia esperan la venida del redentor. Al fondo, el Juicio Final toca los confines de la locura. Inmenso dolor, tristeza desesperada y amarga. El mismo Cristo y la Virgen no se han librado de esta tortura.
Rafael, dulce y armónico, idealista, alumbra nuestros pasos. Rafael sabe desnudar la pintura hasta dejarla reducida a la más honda esencia. Perugino queda superado. Figuras grandes en medio de un paisaje lejano e impreciso, sucesivo y claro. Pintor de Madonnas, Rafael…
Venecia: mar y fiesta, alegría y sol, paisaje y color. Todo esto lo dio a sus pintores.
Tiziano, colorista admirable; Tintoretto y Veronés, pintores de contrastes, sombra y luces. Son los últimos resplandores de un movimiento artístico único en la historia.
Florencia, Roma y Venecia…Italia: Renacimiento. EL ARTE QUE BULLE Y CANTA.
Maruja Quesada Martín